Indudablemente, en China, la medicina tradicional china, la filosofía YIN-YANG, la teoría de los cinco elementos, la astronomía y las artes de la adivinación pudieron originarse en el mismo crisol, aproximadamente en el 3.500 a.C. Esto nos remonta al Neolítico final y durante la era de los Emperadores FU XI, SHEN NONG y HUIANG DI.

 

​Lo que resulta asombroso en la historia de la medicina china es que la tradición y sus primeros textos se revelaron como la presentación de una doctrina congruente, global, completa y satisfactoria, que no ha sido mejorada notablemente en muchos siglos.

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"Nos hallamos frente a una situación asombrosa que muestra a individuos que, muy en los inicios de su civilización, se encontraban ya en posesión de conocimientos sorprendentes” (Claude Larre - Sinólogo).

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Esta medicina considera al ser humano como un todo, como una entidad cuerpo-espíritu inseparables uno de otro, y estrechamente dependiente de su medioambiente.

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De acuerdo con la MTC, el hombre es un universo y surge del universo. La energía, la vida que le permite estar vivo, es la misma vida que gobierna la totalidad de la creación. Su buena salud es simplemente un estado de equilibrio entre todas las manifestaciones físicas, materiales y espirituales de esta energía vital.

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La salud es el estado natural dentro del universo.

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Es sobre este principio elemental que la medicina tradicional china puede devolver al cuerpo y a la mente, la armonía que los unifica juntas con el mundo.

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Mientras que el enfoque de la ciencia occidental conduce a la complejidad debido a que se requieren más y más especialistas, la medicina china se caracteriza por su simplicidad. En lugar de separar al ser humano del universo y fragmentarlo en una multiplicidad de órganos, lo conecta con el mundo y lo comprende como un todo.

 

Es la medicina de la Unidad.

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En los escritos médicos, esta estrecha conexión con el universo se expresa como sigue:

  “La vida es un intercambio de flujos de energía entre el cielo (energías del mundo espiritual) y la Tierra (energías del mundo manifestado). El ser humano protegido por el cielo es sostenido por la Tierra. La dupla Cielo/Tierra es la madre que concibe y alimenta al hombre."

 

De este modo, si el hombre vive en armonía con la naturaleza y el cielo, sus energías están en paz. Por lo tanto, no puede desarrollarse enfermedad.

 

En caso de separación entre las energías del cielo (principio creador) y las energías de la Tierra, la separación puede representarse como mala nutrición, estrés excesivo, agotamiento, excesos de todo tipo, y puede aparecer la enfermedad. El ser humano no está entonces en armonía con las fuerzas constructoras espirituales del universo. Sus energías vitales están debilitadas.

 

​En otras palabras, la vida debe fluir sin restricciones en el organismo y debe conectar no solo a todos los órganos entre sí, sino también a los diferentes estratos de nuestra existencia: cuerpo, mente y espíritu.

Si la energía vital no fluye adecuadamente en una determinada parte del cuerpo, puede aparecer la enfermedad.

 

Bajo este principio fundamental, la medicina tradicional china destaca los síntomas de la persona enferma y el terreno en el cual se desarrollan. Además, nunca se disocian las manifestaciones físicas y orgánicas de su contexto psicoafectivo o espiritual.

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La medicina tradicional china puede abordar la atención terapéutica desde diferentes enfoques, a saber:

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• Técnicas superficiales, llamadas sintomáticas (tratamientos que son específicos para los síntomas)

• Técnicas que tienen una finalidad más profunda, capaz de armonizar todas las energías del organismo (tratamiento en profundidad)

• Técnicas cuyo objetivo es eliminar los agentes patógenos responsables de una enfermedad (microbios, substancias tóxicas, agresiones psíquicas, energía climática, traumas, etc.)

 

Todo aquello que no se dice en palabras, está escrito en el organismo. Los dolores son una forma de expresión, tal como las palabras lo son.